SUE YUEN TONG |
La sociedad Sue Yuen Tong -cuyo significado es “recordar el origen”- quedó oficializada como asociación de instrucción y recreo en 1922. A imagen y semejanza de otras sociedades clánicas o familiares agrupó a sus miembros a partir de sus apellidos, en este caso Luis y Fong en sus dos variantes (la diferencia entre estos últimos dados radica en la forma de representar el carácter que los identifica).
Los orígenes de esta sociedad nos remiten a una antigua leyenda que cuenta que hacia el año 350 d.n.e existió una doncella llamada Loi que dio un hijo al emperador; la emperatriz -temiendo perder sus privilegios -ordenó encarcelar a la muchacha y eliminar al infante pero la nana del niño logró huir llevándolo hacia el Sur. El pequeño tomó como patronímico el sonido del nombre de su madre y al correr de los años obtuvo un cargo en el gobierno. Para entonces se había casado, tenía tres herederos y había constituido la familia Fong. A pesar del mucho tiempo transcurrido, la emperatriz tuvo noticias de su existencia y nuevamente se despertaron recelos en ella. En secreto mandó a tomar prisionero al hijo del emperador mientras que los hijos de este lograron escapar y luego se separaron para establecerse en regiones diferentes. De esta manera, se sucedieron varias generaciones de la familia Fong y muchos de los descendientes salieron de China en busca de fortuna por lo que gran parte de ellos se establecieron en Estados Unidos, Canadá, México, Panamá, Brasil y Cuba.
Durante las décadas siguientes a su constitución la asociación ocupó diferentes locales hasta que a fines de los años cincuenta el aumento de la membresía obligó a buscar una nueva sede. La existencia de dos inmuebles sujetos a hipoteca en Dragones No.355 y 357 creó una oportunidad de compra y en 1958 se iniciaron los trabajos de construcción que redundaron en la inauguración el 10 de octubre de 1959 del inmueble que ocupa hasta el presente.
Las consecuencias generales que tuvieron algunas medidas revolucionarias sobre los comerciantes y pequeños propietarios – componentes representativos de la comunidad china asentada en Cuba- provocaron que buena parte de ellos emigraran a otros países. A estas circunstancias se unió desde la década del 70 el paulatino proceso de envejecimiento de los miembros y el fallecimiento de muchos de ellos. Ambos procesos menguaron la membresía de la sociedad y afectaron su vida interna durante esos años.
En el principio de los noventa la alta dirección del país promovió una serie de medidas y transformaciones que incluían el otorgamiento de licencias de comercialización a particulares con el propósito de contribuir a la recuperación causada por el Período Especial. A mediados de la mencionada década la inmensa mayoría de las asociaciones chinas recurrieron a las prácticas comerciales como fórmula de obtención de recursos. El despliegue de esta estrategia de desarrollo coexistió con el nacimiento del proyecto de rescate y reanimación del barrio chino de La Habana emanado de los esfuerzos institucionales del Grupo Promotor. Desde entonces, al igual que las sociedades restantes, la Sue Yuen Tong ha participado activamente en la promoción cultural colaborando en la realización de celebraciones tradicionales como la Fiesta de la Primavera o el Día de la Claridad; acercándose, del mismo modo, a la descendencia, garante fundamental de la preservación del legado chino a la identidad nacional.