Según la Dra. Fe Bosch Valdés, Profesora Principal de la Cátedra de Medicina Tradicional y Naturalista del Instituto Superior de Ciencias Médicas de La Habana : "En Cuba hay antecedentes verbales de la práctica de la medicina tradicional china que se inició con el doctor Cham Bom-biá, en la ciudad de Cárdenas en la provincia de Matanzas y cuyos éxitos fueron notables en el decenio antes de finalizar el siglo XIX, especialmente en la utilización de plantas medicinales para la curación de los enfermos".
Según el historiador Emilio Roig, en 1858 apareció en La Habana Cham Bom-biá y muy pronto atendió no solo sus compatriotas, sino también españoles y criollos que en un inicio lo veían como un curandero, pero pronto, por su ojo clínico y sapiencia, se reveló como "un notable hombre de ciencias de amplia cultura oriental, que mezclaba sus profundos conocimientos de las floras cubana y china, como sabio herbolario que era, con los adelantos de la medicina occidental".
Otro historiador, Herminio Portell-Vilá, acopió testimonios sobre Cham y lo describe así: "Hombre de elevada estatura, ojillos vivos y penetrantes, algo oblicuos; con luengos bigotes a la usanza tártara, larga perilla rala pendiente del mentón y solemnes y amplios ademanes subrayando su lenguaje figurado y ampuloso; vestía como los occidentales, y en aquella época en que no se concebía en Cuba al médico sin chistera y chaqué, él también llevaba con cómica seriedad su holgada levita de dril".
No es conocido la razón por la cual Cham salió de La Habana e instaló su consultorio en Matanzas -calle Mercaderes esquina a San Diego-. En 1872 se trasladó a Cárdenas y abrió su consultorio en una casa cercana al cuartel de bomberos, hoy parte del Museo de la Batalla de Ideas.
Una particularidad del médico chino fue que solo cobrara sus servicios a los que podían pagarle, pues a los pobres los atendía gratuitamente; mostrando así un absoluto desprendimiento en el servicio a sus semejantes, algo no común en ese periodo.
Un día lo encontraron muerto en la casa donde siempre vivió solo, no conociéndose la causa de su fallecimiento. Para algunos era un suicidio, otros decían murió envenado por alguno de sus colegas que envidiaban su fama y popularidad.
Pero Cham no fue el único médico conocido, pues diez años antes, en 1848, había aparecido en la ciudad de Camaguey el medico Siam, oriundo de Pekín, que de inmediato despertó la curiosidad de los vecinos de la villa que decían era: "Hombre ceremonioso y cortés, pronto ganó prestigio con las curaciones que realizaba, a pesar del temor y la ignorancia de muchos principeños que al principio lo consideraban como un hechicero y de los comprensibles celos de varios galenos locales, a los que iba sustrayéndole clientela".
En el libro Leyendas y Tradiciones del Camaguey nos dice su autor Roberto Méndez:
"Antes de la llegada de Siam se había descubierto en aguas de Nuevitas una caja de madera con una sola inscripción: Veracruz. Dentro había una imagen de Cristo crucificado. Los pescadores que hicieron el hallazgo lo dieron por milagroso. Nunca se dio una explicación coherente sobre esa imagen, que podía estar destinada a algunos de los templos de la Villa Rica de Veracruz, en México, o que podía contar con algunas astillas de la "vera cruz", el madero donde se dio tormento a Jesús.
Se pensó que la caja había caído de algún barco o que fue arrojada al agua durante alguna tormenta para que, según la tradición, aplacara la furia de los elementos. La imagen, que ganó fama de milagrosa y que con el tiempo se perdió para siempre, no fue llevada a templo alguno, sino puesta en venta. La adquirió un acaudalado matrimonio, de rancia estirpe principeña: Ignacio María de Varona y Trinidad de la Torre Cisneros. Durante la Semana Santa sus propietarios la llevaban a la Parroquial Mayor de la ciudad y de ahí salía en procesión el Viernes Santo.
Según Méndez el viernes Santo de 1850 mientras la procesión de la Veracruz recorría las calles más céntricas, "apareció súbitamente Siam, ataviado con ricas vestiduras orientales, y, solemnemente, se arrodilló en medio de la vía, delante de la imagen. El misterioso brujo se había convertido al cristianismo". Al día siguiente visitó a los esposos Varona de la Torre y les expresó su deseo de recibir el bautismo. "¿Era sincero el personaje o había encontrado esta vía para alejar de sí los malignos rumores e incorporarse mejor a la sociedad en la que iba a residir y ejercer su profesión? No es posible discernirlo", concluye Méndez.
En los archivos de la Parroquial Mayor consta que el médico recibió allí el bautismo, el 25 de abril de 1850 y adoptó el nombre de Juan de Dios Siam Zaldívar. Llegó a amasar una fortuna cuantiosa. Solía desplazarse en un carruaje lujoso y vestía, al modo occidental, de traje negro. En 1879 en el Padrón de vecinos se dice que tiene 68 años de edad y estaba casado. Falleció el 23 de marzo de 1885.
El diario El Camagüeyano, en su sección Flores y Espinas, dio cuenta del suceso: "El lunes por la tarde se dio sepultura al cadáver de don Juan de Dios Siam, hijo del celeste imperio, que había ejercido entre nosotros con buen éxito la ciencia de Galeno".
Cham Bom-biá y Juan de Dios Siam... ¿cuál de los dos dio pie a la frase: "A ese no lo salva ni el médico chino"? Esta frase solo pondera la alta calificación de ambos médicos asiáticos.
En cuanto a la acupuntura aunque hasta hace poco no utilizada ampliamente en nuestro país, hemos podido encontrar una información aparecida en 1915 en un periódico que cita de un coronel del Ejército Libertador, su comentario de haber observado durante la Guerra cómo algunos combatientes chinos mejoraban sus dolencias con palitos que pinchaban sobre determinadas zonas de la piel.
En el Barrio chino de los primeros cincuenta años de la Republica había algunos practicantes, enfermeros y consultas médicas particulares.
En el libro " La Colonia china de Cuba, 1930-1960 de Napoleón Seuc nos dice:
"mi suegro, que llegaría a ser Vicepresidente del Partido Nacionalista de China fue enfermero práctico en una consulta medica que existió en la calle de San Nicolás, casi esquina a Reina, al lado del Juzgado Correccional de la Sección 8va".
"Por la calle Salud, al lado del templo presbiteriano existía un consultorio medico propiedad de Orlando Ponce de León, holguinero cristiano quien fuera director de los jóvenes de la iglesia china. Junto a Ponce trabajaba en este consultorio Armando Seuc y al fondo Faustino Pérez tenia su laboratorio".
Y terminamos este aspecto del reconocimiento al medico chino con este verso, no tan conocido, de los "Versos Sencillos" de José Martí que reconocen la virtud del medico, además de la característica intrínseca de la raza.
Vino el medico amarillo
A darme su medicina.
Con una mano cetrina
Y la otra mano al bolsillo